AULA CULTURAL LUCERNA

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En las Aulas del Naturmuseum, del Kantonsschule Alpenquai y de la Parroquia St. Josef en Maihof, entre otras, se impartieron las clases de Bachillerato y Graduado Escolar.

 

Historia




RESEÑA DEL BACHILLERATO

 Debemos mencionar a las personas que dedicaron su tiempo a sus semejantes. El Aula Cultural de Lucerna fue fundada por personas excelentes sin lucro alguno, tales como; Nicolás Parras, Mariano Castélani, Armando Cambra, Rafael Pérez la Torre y algunos más, posteriormente tales como; Víctor Menéndez, José Seguí, María Teresa Martínez, José Ajenjo y Francisco Lucas.

Fue iniciada por los años 1962 aproximadamente y era una gran organización. Estaba acompañada de los Padres de Familia -dispuestos a ceder sus comedores para dar clase en sus casas si faltaban aulas-, por tener problemas con la Sección de Educación del Cantón de Lucerna. La Embajada de España, oficialmente solucionó todos los inconvenientes.

La Embajada ponía anualmente un monitor oficial por Aula. Los alumnos eran matriculados en Madrid, en los Institutos Ramiro de Maeztu (alumnos) y Beatriz Galindo (alumnas). En el mes de junio de cada año, venían de dichos institutos profesores para realizar exámenes oficiales. El Aula llegó a tener 65 alumnos; Bachillerato Elemental y Superior (6 años de curso, con ambas revalidas), Escuela Secundaria y Clases de Español para suizos.

Se debe de indicar a numerosos alumnos con excelentes resultados, por aprobar todas las asignaturas de su curso y hasta incluso prestarse para dar clase a sus compañeros. 

El Aula de Lucerna anualmente realizaba por Semana Santa Viajes Culturales, con grupos de 40 ó 45 alumnos a las ciudades: de Florencia, Venecia, Padua, Roma, Paris. En todo momento, se hizo gala de un buen comportamiento. Los gastos salieron con mucho trabajo y esfuerzo por parte de los alumnos. Organizando bailes, vendiendo lotería etc. Los resultados, hacer los Viajes Culturales gratis. 

Mi trabajo de monitor oficial fue de 4 años, después me dedique a la Aeronáutica -mi profesión- en la Empresa Pilatus -Fabrica de Aviones-, dando clase 24 años a pilotos y técnicos de cinco modelos diferentes de aviones, en 14 países. 

Observo actualmente la unión de los antiguos alumnos, realizando encuentros anuales. Hay actualmente un grupo de antiguos alumnos, con nostalgia y dedicados a mantener con su sacrificio El BACHILLERATO AULA CULTURAL DE AMIGOS DE LUCERNA. Felicito a José Suarez y Luis Carmona, por su dedicación.

La nostalgia al Bachillerato, es por todos muy grande.

Saludos

Francisco Lucas



 Es posiblemente, una de las más gratificantes, y de la que me siento especialmente orgulloso de cuantas actividades o trabajos que he desarrollado en mi vida, haber ejercido durante 7 años, como profesor de Secundaria, en el Aula del Bachillerato de Lucerna (Suiza).  

He pasado posteriormente, a lo largo de los años, por etapas muy importantes de responsabilidades en España, es cierto, trabajando y/o dirigiendo organizaciones y empresas públicas de algunos miles de trabajadores, en puestos de alta dirección, pero no han sido esos cargos , ni reuniones con ministros, secretarios de estado, o incluso con algún Presidente de Gobierno, ( soy consciente de la incredulidad de algunos, al leer esto ), y que algún día , puede que alguien, o yo mismo, si la salud acompaña y hay tiempo para ello, os pueda contar. Pero, todo ello, no me ha cambiado nada, sigo fiel a mis orígenes, a mi entorno, a mi pasado, para vivir con la misma humildad de siempre. Esto es así , y he forjado esta forma de ser, por haber convivido con vosotros, sí, con  vosotros tan jóvenes a los que creo recordar uno a uno por sus nombres, que me enseñabais día a día que, estaba compartiendo mis conocimientos con los mejores alumnos que cualquier enseñante, pueda tener, y lo grité  siempre al mundo, y lo he paseado con orgullo por todos los sitios que he estado, siempre en mi recuerdo ,vosotros y el Bachiller , el haber sido emigrante en Lucerna, ( es cierto que voluntariamente y por amor a la que luego fue mi esposa), vivir toda la problemática de esa emigración, ver nacer a mis hijas allí,…¡Qué os voy a contar a vosotros…!. Esta huella, es la que me hace recordar, que a lo largo de nuestra vida, pasan infinidad de personas, de amistades, pero solo te dejan huella, los verdaderos amigos, y que para mi comienza en 1970.

Y hoy, precisamente hoy, recibo la llamada de uno de mis más recordados amigos y exalumnos José Manuel Suarez, y me pide, que escriba algo sobre vosotros y el Bachillerato de Lucerna, porque sabe que es mi oculta pasión. Ya me había puesto en aviso el buenazo de Luis Carmona, que días antes me había llamado, para darme una buena noticia, y un teléfono de otro gran amigo, después de mucha dedicación e investigación.

¿Cómo me voy a negar?, ¿Cómo no recordar para todos, y a través de mis ojos, ya cansados, y cataratosos, en transparentes cristales juveniles de aquellos años felices vuestros, de chicas y chicos que eran un torrente de hormonas andantes y testosteronas galopantes en alerta?

Un poco de sorpresa, sí que hubo, y la alegría fue tanta y proporcionalmente en progresión geométrica, al miedo que de repente me invadió, y se apoderó de mi cuerpo, porque igual no sabía estar a la altura de lo que se me solicitaba. Todos recordareis, que yo era de Ciencias, que no de Letras.

Recuerdo mis primeras clases en Emmenbrücke, en una vieja casona, cerca del Emmenbaum, Kantonalbank. etc. , y junto a mí, o mejor dicho, yo con ellos, Nicolás Parras, Luis Gomez que trabajaban en el Consulado de Zürich, Rafael de la Torre ( creo que es o ha sido alcalde de una gran ciudad de Andalucía, he perdido la pista ), Francisco Lucas , y el que esto escribe, que formaban el núcleo del "Aula Colectiva de Bachillerato de R.T.V.E." , luego Aula Cultural de Bachillerato de Lucerna, y definitivamente "Aula Cultural de Bachiller y Graduado Escolar", o Spanische Kulturgemeinschaft, para las autoridades Suizas, y siendo los alumnos, diplomados por los Institutos de Madrid: Ramiro de Maeztu los chicos, y el Beatriz Galindo las chicas.

Ya en Mainhof, se incorpora, creo recordar el "padre Mariano Castelani", pero que era fraile, tengo duda si franciscano o marianista, que llegó a la Misión Española de Lucerna, otro buen amigo, como todos los que fueron mis compañeros antes citados, y los que luego se incorporaron, como Armando Cambra, o José María Seguí, María Teresa Martínez, Irene Mata, …. hasta 1978 en que se produjo mi regreso a España

En Mainhof, llegamos a tener 60 alumnos, según la prensa, de entonces, del 19 de Junio de 1974 (Periódico 7 Fechas), ya desaparecido, y que no creo que vosotros recordéis, pero que la foto de las escaleras famosa, que creo que la mayoría si tiene, es la que allí se publicó.

Podría contar, miles de anécdotas, como viajes de estudios, de fin de curso, y del día a día, pero tengo dos condicionantes, que sería injusto citar a unos nombres, y no poder hacerlo con todos, y el otro que Suarez me dijo que escribiera un folio DIN a 4, o dos máximo, y creo que soy incapaz de hacer una sinopsis del tema encomendado en tan poco espacio.

Terminaré, pues, recordando mis clases favoritas en Alpenquai ,edificio moderno, maravilloso y antítesis de los anteriores, con los alumnos mayores de los cursos de Bachillerato Superior, con las materias de Matemáticas, Química , o Física., o en Sursee, que me enviaron a dar clases de Adultos, y perdonar si ya no escribo correctamente algún nombre en suizo, pues los 40 años transcurridos, no pasan en balde, y la ausencia de la práctica escrita, generan involuntarios errores , que seguro que  cualquiera de vosotros, recordáis mejor que yo.

En el curso 76/77, creo que, finaliza el antiguo Bachillerato, permanecen solo los cursos del Bachiller Superior, 5º, 6º y la Reválida, y posiblemente del nuevo Graduado Escolar,  pues desconozco lo sucedido en 1978, que regreso a España.

Tengo la sensación, de no haber acertado con el encargo, pero … ya os decía, que no era de la rama de Letras … y que el bueno de Suarez, me recortará, y corregirá, lo menos posible. Gracias, por darme el orgullo, de haberos enseñado, un poquito, y que con ello, hayan salido tantos exalumnos, brillantes profesionales hoy en los campos de la Informática, en las Bellas Artes, en la Banca , en la Dirección de Empresas etc.,  pero sobre todo Sobresalientes en Calidad Humana, que no es poco. ¡Viva el Bachillerato de Lucerna!         


Victor Manuel Menéndez



Queridos amigos del Aula Cultural de Lucerna,

 

Heme aquí intentando cumplir con el compromiso que los compañeros Luis y José Manuel me arrancaron en un café en Lucerna hace unas semanas, de poner en papel mis recuerdos del Aula Cultural de Lucerna. De entrada me parecía tarea imposible, en los más de 40 años que han transcurrido desde que dejé mi última residencia en Suiza (Ginebra) para volver a España; en mi mochila se amontonan muchas vivencias, muchos cambios personales y profesionales. Intentando rescatar aquellos años, constato que me pierdo en los detalles y en la cronología de los hechos, pero sí quedan impresiones y vivencias que espero reproducir con acierto.

Los trece años que viví en Suiza puedo decir que impregnaron toda mi vida posterior. Corría el año 1970 cuando mi padre emigró por segunda vez y nos llevó a toda la familia con él. Habíamos estado anteriormente 5 años y volvíamos, tras dos años que transcurrieron en España. En estas idas y venidas de un país a otro, mis hermanos y yo nos acoplamos al cambio de colegios, de idiomas y de entorno, cada uno como pudo. Obviamente no se nos preguntaba si nos parecía bien o mal, lo importante era darnos una vida digna manteniendo a la familia unida, y nosotros lo aceptábamos como algo natural. Cuando volvíamos a España eramos “los suizos” y cuando estábamos en Suiza éramos “los españoles”.

Mientras nosotros convivíamos mal que bien con ambas culturas, en la mente de nuestros padres siempre estuvo preservar la nuestra. Y siguiendo ese espíritu, nos apuntaron a las clases del Aula Cultural de Lucerna.

Así que entramos a formar parte de un Ente que nos arropó durante varios años. Nos integramos en un grupo heterogéneo de hijos de emigrantes españoles con el denominador común de recibir enseñanza, no de español que se supone que ya lo sabíamos, sino en español, de un amplio abanico de asignaturas. También llegaban al Aula adultos que no habían tenido oportunidad de estudiar en España, quiero recordar que algunos incluso eran padres de familia.

Así, los lunes y los miércoles, de 18 a 21 horas, en el Aula Cultural de Lucerna se impartían clases de Educación Básica para adultos y de Bachillerato, que en aquel entonces comprendía hasta 6º de Bachillerato y Reválida. Para mí eran los días de excursión; salíamos corriendo para coger el tren (LSE) de Stans a Lucerna y por el camino se iban incorporando compañeros de otros pueblos, como Hergiswil. Y en alegre charleta subíamos hasta el Aula (Maihof?). Importaba más el rato juntos que las clases a las que ya llegábamos con cierto cansancio del día. Y al terminar, en horario en el que los suizos ya dormían, corríamos de nuevo para coger el último tren y llegar muertos de hambre a casa. Siempre recordaré a Juan Manuel “El Niño”, con su característico humor andaluz, martirizándonos en el tren repitiendo su frase preferida “Porqué, warum, mañana es Morgen” (vaya esta pequeña anécdota en memoria suya, pues Juan Manuel falleció hace unos años en su Sevilla natal).

Y rematábamos la semana con otro bloque de asignaturas las tardes de los sábados. Ahí, ya relajados, el espíritu fiestero del fin de semana ondeaba en el ambiente. No teniamos “profesores al uso”, esos llegaron años más tarde enviados por las autoridades españolas, con otro cometido y sin conocimientos del país. Los nuestros eran españoles emigrantes como nuestros padres que, conocedores de nuestras vidas allí, supieron con mucha dedicación y esfuerzo llevarnos a buen puerto. Tanto es así que, cursando yo tercero de Secundaria en la escuela suiza, mi profesor se admiraba de que mis conocimientos de matemáticas fueran mucho más avanzados de los del sistema suizo.

Y os acordáis de la época de exámenes? Aquello era una fiesta de nervios. Nos hacíamos una estupenda excursión a Berna (creo que alguna vez a Zurich) y nos examinaban profesores enviados desde España. Si, éramos alumnos oficiales del sistema educativo español; los chicos matriculados en el Instituto Ramiro de Maeztu y las chicas en el Instituto Beatriz Galindo, ambos en Madrid, porque entonces los “géneros” estaban separados.

Y los que llegaron a finalizar etapas educativas (EGB, Bachillerato Elemental o Superior) consiguieron sus correspondientes acreditaciones. Así gracias al Aula Cultural, en mi caso, pude continuar el Bachillerato que había iniciado en España hasta 6º y Reválida. Más tarde, en Ginebra cursé también el curso de acceso a la universidad en el Aula de allí. En aquellos años esta era la única puerta para acceder a la universidad española, pues no había convalidaciones de las enseñanzas de Suiza.  

Estaréis de acuerdo conmigo que el Aula representaba en nuestras vidas algo más que un mero centro de estudios, era un lugar de encuentro y de convivencia, aunque llegáramos a veces arrastrando la cartera y protestando (no voy a nombrar a los protestones).

Y lo digo porque vivimos experiencias viajeras inolvidables. Recuerdo una iniciativa del Instituto Español de Emigración, por la que nos invitaron a alumnos de sexto de Bachillero de varias Aulas Culturales de Suiza y otros países colindantes a realizar un viaje cultural a España. Estuvimos nada más y nada menos que cerca de una semana en Madrid, visitando también otros lugares cercanos como Toledo y El Escorial. Os acordáis de los menús? Todos los días teníamos como alimento básico algún plato cocinado con huevos!  Fue un viaje maravilloso.

Y como no hablar de los “otros viajes”, los de fin de curso. Empezaba el curso y ya estábamos pensando en qué íbamos a emprender. En el tiempo que nos quedaba “libre” organizamos actividades para captar fondos y financiarnos. Fue memorable el concurso de Cesta y Puntos (imitando al programa televisivo famoso en España) que se organizó, con la presencia de padres, amigos y alumnos. Qué nervios cuando Víctor (profesor) hacía las preguntas, ataviado con su chaqueta a cuadros, pantalón blanco y rizos bien peinados (perdóname el cotilleo, Víctor). Y el bailoteo a ritmo de rock’an roll posterior. Ahí sí que pusimos toda la carne en el asador.

De esta guisa pudimos conocer ciudades tan bonitas como Venecia, Roma y Paris (en los que yo participé, luego hubo más). Todo esto en unos años, en los que para la mayoría de nosotros los viajes tenían un único destino: pasar las vacaciones en España, reencontrarnos con  nuestras familias y volver a ver el mar cuando pasábamos la frontera por Perpignan, bordeando la Costa Brava.  Espero os animéis otros a relatar las aventuras y desventuras de esos viajes.

No recuerdo muy bien cuándo me impliqué como enseñante en el Aula. Me pidieron apoyo y yo, motivada por el desafío, metí los pies en ese charco.  Mi vida se complicó, tenía que prepararme todas las semanas para enseñaros Historia de España y Literatura los sábados por la tarde, el día que más fiesteros y charlatanes llegabais a clase! Cuánto me pesaba la responsabilidad de dar el temario completo y hacerlo bien, los sueños-pesadilla intentando explicar la materia a la clase. Enfrente vosotros,  interrumpiendo con vuestras ocurrencias mientras yo intentaba poner orden. Hacían falta muchas tablas para lidiar con vosotros, cuando yo estaba recién salida del mismo pupitre. Como me gustaría repetirlo, nos reiríamos juntos y aprenderíais igual o mejor. Hoy ya se han desvanecido muchos datos de la historia de España, detalles como los nombres de los hijos de los Reyes Católicos que memoricé. Sólo queda un grato y cariñoso recuerdo que espero compartáis vosotros también.

Para terminar, expresaros que es entrañable constatar que tantos de vosotros os habéis reunido de nuevo, décadas después, para recuperar el pasado y celebrar aquellas experiencias. Como sabéis, yo no pude estar en el encuentro de Madrid; desde aquí vaya mi gratitud para José Manuel y Luis, de una parte por haberme buscado y, de otra parte, por haber reconstruido con entusiasmo ese capítulo de nuestras vidas.

Un abrazo y hasta siempre amigos.

Teresa Martínez (para vosotros Mª Teresa)


RECUERDOS

 

Mi padre fue uno de los miles de emigrantes que fueron a Suiza con el fin de volver en dos o tres años. La vuelta se fue demorando hasta que se decidió reunir a la familia. Corría el año  1972 y yo con trece años inicié lo que para mí era una aventura increíble: abandonar un pequeño pueblo extremeño para emigrar, no a Madrid, no a Barcelona……, nada menos que ¡al extranjero!. Ya en el tren Ginebra-Lucerna protagonicé una anécdota que me ruborizó sobremanera. A saber: tras preguntar a mi padre dónde podría orinar, me señaló una de las puertas laterales del vagón. Tras varios intentos de abrir la puerta hacia adelante, hacia atrás, con disimulo hacia arriba, se levantó una señora mayor y me abrió la puerta ¡hacia un lado! Me sentí identificado con los paletos de los chistes.

Tras este pequeño preámbulo, voy a buscar en mis recuerdos lo que significó para mil el AULA de Lucerna y los maravillosos viajes de estudio.

Para un pueblerino como yo, la acogida por el resto de alumnos y profesores no pudo ser mejor. Me sentí arropado, aceptado y mi integración fue casi instantánea. Los José M. Suárez alias Seppi, Fernando Gómez y Julio C. Requejo se encargaron de tutelarme.

En aquella época el bachiller se denominaba Bachiller RTV, específico para emigrantes y se nutría de profesores no siempre docentes, sino de profesionales de la empresa privada cualificados, léase Francisco Lucas (Pilatus Flugzeugwerke AG, Stans), José María Seguí (Schindler AG, Ebikon), Victor Manuel Menéndez y Maria Teresa Martínez no recuerdo donde trabajaban. Tampoco los alumnos nos quedábamos a la zaga: Seppi trabajaba en la Schindler AG, de noche programación y la escuela española; yo trabajaba en el Bankverein, iba a la Frey Handelsschule y a la escuela española; Pepe Garcia en el banco, y era a la vez alumno y profesor, por citar solo algunos ejemplos. No recuerdo que nadie sufriera de estrés.

Y además organizábamos unos viajes de estudio increíbles. Para lo cual se vendían rifas, se montaban fiestas con grupos musicales, generalmente en el Hotel Emmenbaum de Emmenbrücke donde todo el mundo arrimaba el hombro, ya sea en la caja, de porteros, sirviendo mesas, vendiendo rifas, atendiendo a los músicos ….. Sinceramente teníamos una gran capacidad organizativa: ¡UNA MIERDA PARA LAS HORMIGAS!

Fruto de ese laborioso empeño se sufragaron parte de los gastos de fabulosos viajes de estudio a Florencia, Venecia, Roma y Paris (creo que en ese orden).

De Florencia recuerdo que, supongo que por ahorrar, nos alojamos en un albergue juvenil muy céntrico ….. por los huevos. Un poco más y nos alojamos cerca de la frontera con Suiza. Pero ¿qué son un par de kilómetros frente a la ilusión juvenil? Disfrutamos como locos de los monumentos, del museo de los oficios, del puente viejo, amén de las bromas, los chistes y los flirteos típicos de la edad.

En Venecia nos alojamos en un hotel como los de la costa del sol, cerca del agua. Si no os acordáis os lo recuerdo yo, olía que apestaba. En aquella época yo tenía una sexualidad ambigua, pero cuando Seppi me besó (véase foto del puente), me decanté por las chicas. Me daban pena los turistas comprando guías turísticas o siguiendo como borregos a una señorita con voz monótona. Nosotros tirábamos de comodín: Pepe García. Pepe era todo lo contrario al maestro Liendre, Pepe de todo sabe y de todo entiende. Lo mismo te explicaba la historia de la ciudad, como la biografía de un pintor, ¡qué tío!

De Roma, resaltar la historia de Roma y la ciudad en sí. Aunque parezca mentira, hacíamos viajes culturales (punto a favor de los profesores), sin desdeñar las algarabías típicas de nuestra edad.

La anécdota en Roma la protagonizamos en el restaurante de uno de los jardines a las afueras de la ciudad (no recuerdo el nombre de los jardines, creo Villa d’Este, Tivoli). A algún lumbreras, quizás yo mismo, se le antojó pedir guisantes como guarnición del escalope. Se desató un concurso de traductores: guisanti, guisantis, guisante ….. ¿Alguien sabe la traducción? A mi no se me olvida, el camarero tras varias explicaciones como sono rotondi, piccoli, verdi ….. exclamó: Ahhhh!!!! Piselli. Desde entonces no se me olvida.

Y ya, Paris. La ciudad de la luz. Llegaron nuestras chicas y la iluminaron aún más. París es una ciudad con muchos turistas, muchos franceses y sobre todo, muchos perros. La anécdota parisina la protagonizamos los de siempre (Fernando, Seppi & Co.). Nos escapamos de noche y, cuando nos dimos cuenta se habían agregado las benjaminas del grupo con Estela Rodríguez a la cabeza. Total que tuvimos que coger tres taxis y tuvimos la brillante idea de quedar en los campos Elíseos como si fuera la plaza del Pueblo. A unos nos dejó el taxi arriba, a otros abajo y el tercer taxi soltó los borregos al otro lado de los 14 carriles de carretera. Entonces no había móviles. Cuando se juntó el rebaño, estaba casi amaneciendo.

En fin, como dicen en Cádiz, esto ha sido un poncimeo (De soslayo, sin entrar en detalles) de mis recuerdos de estos viajes.

No quiero dejar de mencionar la importancia de los trayectos, sin los cuales un viaje de estudios no sería un viaje de estudios. Los chistes, las bromas ……. ¿Y el hit parade de canciones?:

 La cabra la cabra (cuando venía el cura recalcábamos la palabra put… como si eso nos hiciera más rebeldes. En realidad éramos demasiado buenas personas), Vamos a contar mentiras, Desde Santurce a Bilbao, Bella Ciao, Triste y sola se queda Josefa, A mí me gusta el pipiriripipí, La Virgen de Guadalupe, Asturias patria querida, y tantas otras. Puede que los títulos no sean correctos, sino partes de una estrofa, pero todos habéis identificado las canciones.

Y todas estas experiencias aderezadas con vuestra compañía, queridos compañeros y profesores, han creado un hueco “bunkerizado” en mi corazón que hace imposible olvidaros. Espero que este relato os sirva de mecha para reavivar vuestros recuerdos.

Acabo con una mención especial a nuestros profesores que realizaron una encomiable labor. Gracias de corazón en nombre de todos a Francisco Lucas, Víctor Manuel Menéndez, José María Seguí, María Teresa Martínez, al padre Mariano Castelani y a todos los que yo no llegué a conocer. Tampoco se me vengan arriba, que diría Cantinflas. Con alumnos como nosotros no tiene tanto mérito …… Ahí lo dejo.


San Luis de Sabinillas, 16-12-2018

Juan José Gonzalo Rodrigo



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